domingo, 13 de abril de 2008

sudor y lágrimas: grandeza

El pasado jueves por la noche se pudo ver en la televisión un auténtico espectáculo deportivo. El Getafe Club de Fútbol jugó la vuelta de la eliminatoria que le tocaba contra el Bayern de Múnich. El equipo alemán es un gigante de Europa. El Getafe es un equipo muy modesto. A los cinco minutos de comenzar el partido al Getafe se le puso el partido en contra. El árbitro expulsó de mala manera al centrocampista De La Red. Lo explusó en una jugada que no era merecedora de la tarjeta roja directa. Lejos de amedrendarse, el Getafe se reubicó con diez jugadores como pudo y plantó batalla como debe ser. Se puso por delante en el marcador. El Bayern de Múnich empató casi al final del partido y, tuvieron que jugar la prórroga. El Getafe Club de Fútbol volvió a la lucha y, en pocos minutos se situó con tres goles a uno en el marcador por méritos propios. El Bayern de Múnich jugó a la alemana. A presión. Todos arriba y con fuerza. Consiguió un gol por un fallo garrafal del portero del Getafe. En el último minuto de la prórroga consiguió meter otro y, el Getafe quedó eliminado de la Copa de la UEFA. El Getafe, siendo un equipo modesto como es, jugó con diez todo el partido; sudó la camiseta como debe sudarse y lloró tras finalizar el encuentro. El deporte tiene muchos rasgos con la vida tal como la vida es. Merecieron eliminar al Bayern de Múnich. Alrededor de catorce jugadores del Getafe están realizando un temporada excepcional con cincuenta y un partidos a día de hoy en sus piernas y en sus cuerpos. Perdieron, pero estuvieron geniales. No se les puede pedir nada. Estuvieron a la altura de las circunstancias. Al Getafe Club de Fútbol el sudor y las lágrimas les llevaron hasta la grandeza. Ojalá el próximo miércoles el Getafe consiga ganar la Copa del Rey. Se lo merecen. Aquí lo tienen: un equipo modesto, sin jugadores estrella están dando una auténtica lección a todos los comemierdas de los equipos grandes que son millonarios, que se quejan y se quejan por todo. Quizá el hambre de títulos y el hambre por demostrar lo que vales sea la clave. Tener ganas de hacer algo no tiene precio.

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