Los argentinos y las argentinas nunca me han gustado. Siempre he creido que el baboseo no va conmigo. Cuestión de gustos. Por motivos que no vienen al caso, desde el pasado mes de agosto, a finales, suelo verme con un grupito de argentinos y de argentinas de vez en cuando. Antes de juntarme con este grupito de personas de vez en cuando, los boludos y las boludas me gustaban muy poco. Desde que he entrado un poquito en su círculo y comienzo a entender su idiosincracia y de los pies que cojean (cojean de los dos pies) me gustan menos todavía. A mí me gusta mi argentinita y, a ratos. En especial cuando no me regala el oído.
La cosa es que los habitantes de esta nación allá perdida venden mucha moto. Cuando les conoces un poquito sabes que la moto que venden no es ya una moto de calidad inferior a la que dicen que te van a vender. Resulta que quieren venderte una moto que no tienen. No hay moto. El engaño puro y duro. Mucha palabrería adornada y, mal adornada. Los habitantes de la Argentina venden una imagen al exterior que no se corresponde con la realidad. Por suerte o por desgracia me cuentan muchas cosas que allí suceden y, sinceramente, no te las crees. Al investigar y saber que lo que me han contado es cierto, llegas a la conclusión que la Argentina es un país tercermundista con todas las letras desde la primera A en mayúscula hasta la última a en minúscula. Que si son muy bravos y que por cualquier cosa nacional el pueblo lo da todo. Todo esto me parece estupendo, pero de manera muy fácil un españolito medio como quien escribe y mantiene este humilde blog se lo pasa los huevos. Si todo es tan magnífico en la Argentina, ¿por qué se exilian? ¿Por qué tienen Italia y España copado? Si las cosas van bien en tu país, sea cual sea tu país de origen, de tu país de origen no te mueves.
Escuchar hablar a los argentinos y a las argentinas es bastante tétrico. Cuando estoy con ellos un rato (no les aguanto mucho) me gusta escuchar. Saben de todo, disertan de todo pero no dicen nada concreto. La única frase que saben decir de manera concreta es: El Gobierno nos robó la plata. Frase que los españoles traduciríamos por: El Gobierno nos robó el dinero. A veces, a la argentinita que me gusta (tremenda mujer) le pregunto: ¿Y, tú que crees? ¿Que aquí los españoles no pagamos impuestos? Cada día, nada más salir de casa tenemos gastos. Pagamos por todo. Si arrancas el coche gastas gasolina, si coges el transporte público pagas por montar en el transporte público. Los argentinos llegan a España creyendo que los españoles y las españolas somos gilipollas, pero resulta que se dan de bruces al comprobar que los perros no los atamos con longaniza porque la longaniza nos las comemos los españoles y las españolas, como es natural. En un país, y, puedo certificarlo, que para saber la hora exacta te empiezan a dar vueltas sobre la posición de los rayos solares es un país que no tiene toma de decisión para nada.
Los argentinos y las argentinas se las daban de sobrados con la final de la Copa Davis 2008 frente a España. La llama la encendió el raquetero, que no tenista, Martín Del Potro al largar más de la cuenta con que a Rafael Nadal le iban a sacar los calzoncillos del culo. La soberbia y la boca suelen jugar muy malas pasadas en la vida. Los argentinos y las argentinas, como de costumbre, suelen vender la piel del oso antes de haber cazado al oso y sin ganas de cazar al oso porque son vagos y vagas como pocos y pocas. El tango no resuelve la vida. Gardel es único y universal, es cierto, pero un tío que se ha pasado la vida cantando penas no debería ser el ídolo de un país. Del drogadicto ahora seleccionador de la nacional prefiero no escribir mucho. No tengo ganas de gastar teclado de ordenador.
Tanto con los calzoncillos de Rafael Nadal, que no ha podido acudir por lesión a la cita y ahí han estado con dos cojones y un palo Fernando Verdasco y Feliciano López. Lo importante ante los argentinos y ante quien sea es dar la cara y no acojonarse. Mucha boquilla y mucho ambiente en contra pero hay que salir a jugar punto a punto. Jugar y darlo todo y tener un poquito de suerte y a callar tanta argentinidad que no vale una mierda. Los campeones de la Copa Davis de este año 2008 son de manera merecida la selección española, la armada española. Se ha luchado por ello, se ha trabajado y se ha conseguido. En ocho años conseguir tres Copas Davis son una proeza. Si los argentinos hubieran jugado mejor y hubiesen ganado, los calzoncillos de Rafael Nadal hubieran sido portada en esta nación de golfos pobres. Felicidades a la armada española. Lo que hace falta es que el toro que es el tenista David Ferrer mejore su podería físico porque lleva un par de meses bastante endeble. ¿Y ahora qué se le podría escribir al raquetero, que no tenista, Martín Del Potro? Lo primero que voy a escribirle es que dentro de cinco años estará acabado como tenista. En cuanto pierda el fuelle se jodió. Los leñadores no duran más de cinco años en el circuito profesional. Lo segundo que voy a escribirle es que no voy a escribirle para no ponerme a su altura de argentinidad. Afortunadamente, la Copa Davis 2008 es para España y soy español.