Ayer fue un día muy lluvioso en la ciudad de Madrid. Estuve como el día, quizá algo más triste. Por la noche, cuando llegué a casa no tenía ninguna gana de escribir. Mal síntoma. Me apetecía hacer algo diferente. Me dediqué a escribir una carta de amor. De vez en cuando me gusta escribir alguna que otra carta de amor. La terminé. No es una carta muy larga, pero creo que es una carta bonita. Por lo menos, tengo bastante claro que si la carta no es bonita sí que es sincera. Tengo un buen cúmulo de cartas escritas y bien guardadas, clasificadas. Espero que algún día estas cartas que guardo con tanto cariño puedan ser publicadas en un libro.
Desde hace un rato me siento desganado. Sé los motivos, pero como ustedes comprenderán, no los voy a escribir aquí. No viene al caso, no procede, pero mi entorno no es agradable por varios motivos. Temporada mala. Hay que aguantar. Supongo que ya llegará la temporada buena. Cuando llegue, habrá que aprovecharla como he aprovechado la temporada buena que he tenido hace pocos meses. Interesante es saber lo que les ocurre a los ridículos de el Real Madrid. Despiden a su entrenador de manera ridícula después de llevar semanas haciendo el ridículo en el campo y después de unas declaraciones ridículas del propio entrenador. Llega Juande Ramos, que desde el primer momento, como todos los entrenadores del Real Madrid, lo primero que tienen que hacer es dar palmaditas en la espalda a los futbolistas que mandan en el vestuario. Más ridículo todavía es que la televisión italiana RAI haya realizado el pase en horario estelar de la película "Brokeback Mountain" y que lo haya hecho mutilando las escenas explícitas de sexo entre dos hombres. En primer lugar "Brokeback Mountain" es una película magistral de la que no se debería mutilar nada. En segundo lugar "Brokeback Mountain" es una película preciosa, de amor en letras mayúsculas. Amor de verdad.
El periodista y escritor argentino Raúl Argemí acaba de publicar en España a través de la editorial Edebé su nueva novela que lleva por título "La última caravana". En esta novela el escritor argentino Raúl Argemí desempolva el deseo de todo ser humano por convertinos en personas ricas de dinero con el objetivo de salir de la infelicidad, con el objetivo de no vivir como humillados en muchísimas parcelas de nuestras vidas. El propio escritor, tras indagar en el tema, se dio cuenta que la economía es ilusión y fe. Los protagonistas de la novela "La última caravana" pretenden robar una sucurcal bancaria en una pequeña ciudad de la Patagonia, pero cuando los individuos realizan el golpe, se dan cuenta que el propio Estado argentino se les ha adelantado y ha robado la sucursal bancaria para sus propios intereses. Con el llamado "corralito" del año 2001, el propio escritor fue víctima del Estado argentino y no tuvo más remedio que exiliarse. A día de hoy, en la Argentina las personas siguen viviendo del crédito y con el exceso de crédito el sistema se colapsa. Ante el ordenador, el escritor Raúl Argemí dice que lloró muchísimo al escribir la novela. En la presentación de la novela el propio escritor, tras años de estudio, ha llegado a la conclusión que, en economía si no eres sartén eres pescadito frito. Mañana todos volveremos a estar en nuestros puestos de trabajo. Recibiremos órdenes y acataremos. Por lo menos tenemos trabajo.
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