Anoche tuve la posibilidad de revisar por tercera vez la película de Sofia Coppola "Lost in translation". Recuerdo que, hace algunos años, vi esta película por primera vez en el salón de casa con unos amigos. Casi un año después volví a revisar la película en casa y en solitario. Hace unos días volvió a recaer el DVD en mis manos y, en cuanto he podido (aunque he dudado entre visionar este DVD u otro) me he metido de lleno en esta película. El actor de cine Bob Harris, interpretado por Bill Murray llega a Tokio para rodar un anuncio. Bob Harris es un actor venido a menos que obtuvo su gran éxito en el cine de los años setenta y, ahora gana mucho dinero rodando anuncios pero sabe que a nivel profesional está bastante acabado porque nadie es capaz de contratarle ni para una obra de teatro. Está casado y tiene hijos, pero su matrimonio no funciona bien. Le pesa. En el mismo Hotel Hyatt Park de Tokio se aloja Charlotte, interpretada por Scarlett Johansson. Charlotte es una joven licenciada en filosofía en la Universidad de Yale que acompaña a su marido fotógrafo a todas partes donde trabaja. Su marido es un fanático del trabajo, siempre está trabajando o hilando futuros proyectos; no le hace ningún caso a su mujer. Es obvio que el personaje de Charlotte interpretado por Scarlett Johansson es un gran boceto de la propia Sofia Coppola y de su ex marido Spike Jonze.
Bob Harris y Charlotte no pueden dormir en Tokio. Cada uno de los dos por sus problemas: veinticinco años de casado y pesadez y monotonía; dos años de casada y más sola que la una a cada instante. Los dos se encuentran fuera de lugar en sus propias vidas. La casualidad les llevará a entablar conversación en el bar del hotel en el que se hospedan. En medio de la necesidad de seguir adelante y con una situación surrealista de por medio al no entender mucho de lo que ocurre y sobre todo de lo que se habla a su alrededor, entre el cincuentón y la veinteañera surge una profundad amistad. Los dos comienzan a conocer Tokio de noche junto a las amistades juveniles que Charlotte tiene en la ciudad. Tras varias salidas en la ciudad de las luces de neón en un karaoke la amistad entre ambos va más allá y, comienza a haber una atracción importante. Una atracción que está a punto de hacer saltar la chispa que desencadene el amasijo de emociones que hasta el momento están abigarradas, pero que por unos motivos o por otros no se desencadena. La relación entre ambos se estropea cuando en una noche de insomnio y soledad Bob termina en la cama con la cantante de la orquesta que toca música en el bar del hotel. Charlotte se enfada, le dice que mejor está con la cantante porque es más mayor y así pueden hablar de cuando él trabajaba en el cine en los años setenta. Le echa en cara que tiene la crisis de los cincuenta años y que le falta comprarse un coche deportivo. Al día siguiente Bob tiene que regresar a los Estados Unidos de América. Antes de marcharse al aeropuerto se encuentra con Charlotte en el vestíbulo del hotel y se despiden con cordialidad y un enorme pesar en cada uno de los dos aunque es mucho más visible en el caso de Bob que en el de Charlotte. Minutos después, mientras Bob se dirige al aeropuerto hace parar al taxi en el que va porque ha visto a Charlotte a lo lejos en una calle peatonal. Llega hasta ella. Se abrazan, se besan en los labios, se vuelven a abrazar, se despiden; ella llora, Bob tiene el alma partida y cada uno sigue su camino en solitario. ¿Quién no se ha perdido en el traslado de llevar una emoción muy personal hasta la persona que ama? ¿Quién no se la perdido? En el caso de Bill Murray esta película relanzó su carrera profesional, que estaba casi tan acabada como el personaje de Bob que interpreta. Esta película fue el trabajo que terminó por encumbrar a Scarlett Johansson que aquí aparece con el pelo algo más largo de lo que nos tiene acostumbrados a día de hoy. "Lost in translation" ganó tres Globos de Oro al mejor actor, al mejor guión y a la mejor película. La estatuilla de oro le llegó en el apartado de mejor guión original. Esta película está dirigida por el padre de la buena cineasta, el mítico Francis Ford Coppola. "Lost in translation es una película interesante y agradable aunque deje un pequeño poso de incomodidad, probablemente debido a que la atracción sexual no consumada genera una enorme tensión incómoda.
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