Ayer fue un día especial para el deporte español. Otra vez la hazaña la consiguió Rafael Nadal. El tenista consiguió vencer por primera vez en la catedral inglesa. Se adjudicó Wimbledon de manera espectacular. Vi los dos primeros sets. Rafael Nadal superó por seis a cuatro y seis a cuatro al tenista suizo Roger Federer. Wimbledon es el torneo por excelencia del jugador suizo. En la hierba londinense es donde su juego se adapta mejor a la superficie. De hecho, hasta la victoria de ayer de Rafael Nadal, las cinco ediciones anteriores se las adjudicó Roger Federer. Cuando terminó el segundo set me eché la siesta en la cama. Al hacerte mayor uno mira más por sí mismo que por sus pasiones deportivas. Pensé: mañana lunes Roger Federer y Rafa Nadal no tendrán que madrugar y yo debo descansar porque pase lo que pase tendré que acudir a mi puesto de trabajo. Resultó que cuando desperté de una buena siesta que merecía por haber realizado dos sesiones de deporte llamé por el teléfono móvil a una persona y me dijo que si no estaba viendo el tenis. Supuse que Roger Federer había levantado el encuentro hasta igualarlo. Con lo que no contaba es con la lluvia que había hecho postergar la final. Así que fumé un cigarrillo en compañía de mi hermano que vino a visitarme y nos sentamos frente al televisor. A los pocos minutos de seguir con la final el encuentro se volvió a suspender por la lluvia. Cuando regresó el espectáculo nos encontrábamos frente al televisor. Vimos hasta el final.
Roger Federer es técnicamente mucho mejor tenista que Rafael Nadal. De hecho, Roger Federer es un pincel de este deporte. Rafael Nadal es un gran tenista. Tiene mucha calidad, grandes golpes, es un auténtico todoterreno que no da una pelota por perdida. Rafael Nadal es un auténtico guerrero. Miren ustedes a un tenista y miren al otro. Roger Federer en una pista de tenis interpreta música clásica con maestría en cada golpe y posición que ejecuta. Rafael Nadal es un jugador de tenis buenísimo que salta a la pista de tenis como si fuese a la guerra. Los esparadrapos en los dedos, las sujeciones por debajo de las rodillas. Rafael Nadal sale a la pista de tenis a matar y a morir como un auténtico profesional que no da nada por perdido. En el cuarto y definitivo punto de partido me gustó mucho ver a Tony Nadal, tío y entrenador de Rafa levantarse de su asiento y pedir sobre manera a su pupilo intensidad. Rafael Nadal tiene un equipo a sus espaldas magnífico. Me alegro mucho por Rafa. Se merecía ganar Wimbledon porque su camino hasta la victoria le ha costado mucho trabajo y sacrificio. Recordemos que en las dos ediciones anteriores Roger Federer superó en la final a Rafael Nadal. En la primera fue un paseo. En tres años Rafael Nadal ha mejorado muchísimo en hierba, pero no ha mejorado por arte de magia. Lo ha hecho entrenando durísimo. Su saque ha mejorado mucho y su revés de aproximación ahora es estupendo. Revés que antes no tenía. Rafael Nadal se merece Wimbledon y con su persistencia y perseverancia llegarán nuevos títulos porque es un trabajador incansable. Rafael Nadal está haciendo historia y seguirá haciendo historia mientras su cuerpo aguante con la forma física que ahora mismo tiene. Enhorabuena.
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