Esta mañana, cuando llovía en la ciudad de Madrid y todavía no había salido el sol una mujer jamaicana con la que tengo relación por motivos de trabajo me ha dicho: Guapo, si quieres un día nos lo montamos. Lo que tienes que tener claro es que acostarse conmigo no es gratis. Soy muy exigente. Sin decir nada lo primero que me ha venido a la cabeza ha sido lo siguiente: Serás negra y jamaicana, pero no gilipollas. Las mujeres, a corta, media o larga distancia, si se acuestan con un hombre terminan por sacarle algo. No sé que le sacan, pero la mayoría de los hombres dicen que les sacan el dinero y les chupan la sangre. Da igual la nacionalidad de la mujer. El caso es que llovía y mientras pensaba en esto sin abrir la boca la mujer jamaicana ha seguido su chuleo: Tengo veinticuatro años. La primera vez que me vino la regla tenía diecinueve años. Desde los veinte años soy ninfómana. Tienes que saber que cuando llueve me gusta hacer el amor con los calcetines puestos del hombre con quien estoy. No me cuesta nada quitarme la ropa y quedarme en pelotas, pero los calcetines del hombre con el que estoy los tengo que tener puestos. Si no es así no puedo mantener relaciones sexuales. Me pongo nerviosa, creo que me voy a quedar embarazada y creo que me va a entrar una pulmonía. Mientras la miraba con cara de tonto la mujer jamaicana se ha dado media vuelta y se ha perdido entre la gente y la lluvia mientras pensaba en lo difícil que sería hoy que el día levantase. Segundos después un compañero de trabajo que me ha pillado desprevenido y me ha agarrado de manera cariñosa la nuca con una mano. Cuando me he girado con su mano en mi cuello para verle la cara, sin tener la posibilidad de decir nada, el compañero de trabajo me ha dicho: En veinte años de matrimonio anoche estuve a punto de meterle una hostia a mi mujer y saltarle todos los dientes. Me duele mucho el cuello porque he dormido en el sofá. Mi compañero está muy disgustado con su mujer. Me ha contado el problema. Como usteden pueden entender, no voy a escribir el problema tal cual. No es un asunto de infidelidad. A mi entender es muchísimo más grave. Mi compañero de trabajo me ha preguntado: ¿Qué hago con ella? ¿La mato? Luego dicen que la violencia de género. Una hostia a tiempo y le hubiese quitado la tontería. Es para mandarle a tomar por el culo. Lo que sucede es que con tres hijos a ver a dónde voy. Me quedo sin nada.
Casi a última hora de la mañana otro compañero de trabajo, muy jovencito, con sus dieciséis o diecisiete años y su cara de porrerillo le han enviado a un recado. Tenía que entregar una bolsa a una mujer que está algo tocada de la cabeza. Una mujer que pasa los sesenta años de edad. El chico ha llegado a entregar la bolsa y por lo que ha contado a la vuelta la mujer estaba en bata y se la quitado delante de él y se ha quedado en pelotas con todo caído. El chico ha salido corriendo y se ha presentado en el trabajo muy asustado. Tan asustado que le han preparado una tila con manzanilla. Obviamente, a los más viejos del lugar les ha servido para soltar por la boca sus comentarios de lo resaviados que son: Tenías que habértela follado. Haberla puesto a cuatro patas. No pasa nada chaval, ha acertado a decir alguno medianamente coherente.
A primera hora de la tarde han venido los fumigadores. Uno de ellos me ha comentado que su cuñado se ha casado con una mujer adinerada pero que es muy infeliz porque se están divorciando y, el fumigador me ha dicho que él es muy feliz en su nuevo piso con su mujer porque acaban de estrenar piso y son felices pintando las paredes juntos. Me ha dicho que en el piso tiene una mesa, dos sillas, la cama y una televisión y que está muy ilusionado. A última hora de la tarde una profesora de colegio e instituto me ha comentado que está muy asustada con cierta parte del alumnado al que le toca impartir clases durante este año. La profesora trabaja en un colegio e instituto público. Dice que en la mayoría de las clases que imparte tiene entre treinta y treinta y cinco alumnos. Dice que, como mínimo, en cada clase veinticinco de los alumnos son inmigrantes. Dice estar muy asustada por la violencia que se profesan los alumnos inmigrantes entre ellos, que tienen una rivalidad entre ellos abrumadora. La profesora ha dicho que tiene varias alumnas inmigrantes de quince años que acuden a las clases con unas tripas gigantescas porque están embarazadas. Muchos inmigrantes que residen en España de manera legal o ilegal se consideran inmigrantes de segunda, de tercera o de cuarta fila. Lo que muchos de estos inmigrantes no dicen son la cantidad de estropicios que algunos de sus compatriotas están generando en España. Nada más que decimos lo que nos interesa. Derechos todos. Obligaciones ninguna. La profesora ha terminado su alocución diciendo que la mayoría de los inmigrantes a los que imparte clase son muy cortitos de cabeza, a lo que hay que añadir los enormes problemas de desarraigo familiar con los que la mayoría de estos chicos y chicas latinas tienen que enfrentarse y no saben cómo. En muchos casos siendo niños y niñas traen hijos al mundo. A mi me gustan los chinos porque van a lo suyo y no se meten con nadie. Montan sus negocios y no quieren saber mucho más de nada. Cuando un chino o una china mueren los chinos de alrededor se lo comen y después lo cagan. A los chinos les vale todo. De todo sacan algo positivo. Muy cerca del lugar en el que trabajo había una discoteca que era única y exclusiva para chinos. A los ojos de la mayoría de los ciudadanos del barrio el local era un karaoke. En realidad el local era un lugar de intercambio de parejas de chinos. Como los chinos no quieren nada con nadie no se puede escribir que esto sea discriminación. La policía les ha clausurado el karaoke que en realidad era un lugar de intercambio de parejas chinas. Será la lluvia. Cada loco y cada loca con su tema.
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