miércoles, 18 de febrero de 2009

contento y triste

Esta mañana no he acudido a mi trabajo. Ayer pedí permiso para ausentarme. En vez de acudir a mi trabajo he acudido a la editorial. Después de publicar mi segundo libro acordé con la editorial que el siguiente libro que publicase con ellos sería un libro de relatos cortos. En la editorial querían que les presentase un libro no superior a ciento cincuenta páginas. Les he presentado un libro algo superior en la extensión de páginas acordadas que, en la editorial se han encargado de reducir. El libro no superará las ciento cincuenta páginas. Será el tercer libro que publique y, es posible que, con esta editorial y puede que con ninguna otra vuelva a publicar más. Quién sabe. El caso es que en la editorial me han tratado bien en estos cuatro años en los que he tenido relación con ellos. Todavía tengo relación con ellos. Me queda por cumplir el contrato de lo que será mi nuevo libro. No les puedo pedir mucho más. Ellos publicaron dos libros y me van a publicar otro más. Ellos han puesto mis libros en algunas librerías de la ciudad de Madrid, que no es poco. Kafka, probablemente uno de los cinco mejores escritores de la historia, murió sin publicar.

En la editorial me han dejado las cosas claras. Me han dicho: Si realmente deseas llegar arriba, con nosotros ya no tienes mucho qué hacer. Cuando termines un libro, si quieres que te lo publiquemos nosotros lo haremos, pero tienes que saber que con nosotros no vas a conseguir más de lo que ya has conseguido. Somos una editorial pequeña y llegamos hasta donde llegamos. Si quieres ir más arriba, el siguiente paso es que te consigas un agente literario. Un agente literario es una persona que, primero lee los trabajos que tienes escritos y, después ésa persona toma la siguiente decisión después de meditar: quizá es posible que este escritorcillo de pacotilla en el futuro me haga ganar mucho dinero. Si el agente literario toma esta decisión, entonces, manos a la obra. El agente literario ya te obliga a escribir lo que él quiere que escribas. Te revisa tus escritos cada quince días. Te lleva y te trae a fiestas y te hace conocer gente "con tu dinero". Mientras que el agente literario no vea un céntimo de euro en su bolsillo con tus escritos tu eres quien paga al agente liteario y corres con los gastos de todo lo que él te proporciona. Conoces gente y te lleva a fiestas. Consigue (mediante pago de tu bolsillo) que los editores de prestigio lean tus escritos y... luego ya veremos. El agente literario te proporciona ir de sarao en sarao por toda España para meterte en el mundo de las letras. Obviamente, ni puedo ni debo pagar a un agente literario. Los tres euros y medio que he conseguido ahorrar en algunos años se los comería en cuatro días. Una vez comidos los tres euros y medio lo más probable es que me diga: Hasta aquí hemos llegado. No hay dinero no hay sarao no te proporciono amistades. Estoy contento porque publicaré un nuevo libro. Con el tercer libro publicado habré tocado tres géneros distintos. No es fácil. Tiene cierto mérito. Estoy triste porque en cierto modo tengo el camino cortado. O vas untado a la gente o no hay modo de seguir adelante. Supongo que seguiré adelante. Supongo que cuando pueda seguiré escribiendo. Trataré de buscar una editorial con mayor tirada para mis próximos trabajos. Lo cierto es que ahora tengo que centrarme en el trabajo que me da de comer y seguir con la literatura como hasta ahora: una afición. No sé lo que haré. Quizá publique mis libros a través de Internet, en formato digital. Quizá cuando pueda terminar algún libro lo guarde en un cajón. No lo sé. Por el momento lo único que sé es que mañana tengo que volver a mi trabajo. Tengo que centrarme en la vida real. Lo que no puedo hacer es convertir mi vida real en una vida de florituras. Ya no procede. He aquí el bonito y sincero mundo editorial en España. Es lo que hay.

No hay comentarios: