En la vida uno se da cuenta que hay personas muy listas mientras que uno mismo se da cuenta de lo limitado que es. Desde el Paraguay ahora sabemos que el antes obispo, ahora presidente de la nación Fernando Lugo también ha tenido tiempo en su etapa de obispo de ser un follador convulso. Lo de ser un follador convulso siendo obispo no está muy bien. Lo de ser un follador convulso que se acuesta con muchachitas sin utilizar el preservativo para su propio uso y disfrute que deja a las muchachitas embarazadas y, que una vez embarazadas las abandona sin querer saber nada de ellas y menos aún de las criaturas que no tienen culpa de nada de los actos que realizamos los adultos, me parece bochornoso. Un tipo así no debería gobernar un país, aunque creo que esto es lo de menos. Un tipejo así merece un correctivo muy serio. Lo más interesante de estos asuntos escabrosos y lamentables es que en la vida, tarde o temprano, todos terminamos pagando por todas nuestras fechorías y por nuestros malos actos. La vida es mucho más sabia que las personas y si te has portado mal terminas por pagarlo. No sé si lo sueles pagar a la entrada o a la salida o en el camino que va entre la entrada y la salida. Lo que sí sé es que terminas por pagar el peaje.
En esta semana también hemos visto las patadas anómalas que ha pegado sin sentido el futbolista de el Real Madrid al que todos conocemos como Pepe. ¿Han visto ustedes las patadas? Y Pepe va y dice ahora que "quiere seguir una terapia". No saber perder es muy malo, además de que no saber perder te convierte en un engreído. Es muy probable que Pepe esté muy arrepentido por sus actos, pero Pepe merece un castigo ejemplar, aunque sí he de ser sincero creo que Pepe merece un castigo mucho menor que el castigo que la vida le debe imponer a Fernando Lugo, ése enúrgeno que ahora mismo es el presidente de el Paraguay y que tiene la cara de decir en rueda de prensa que "él es humano y que todo lo humano le concierne".
En México, por si ya tenían poco con el narcotráfico y la criminalidad sangrienta ahora se ha destapado un brote de gripe porcina que por el momento nadie sabe cómo parar. En cuanto a mi nuevo libro de literatura que se va a publicar en el mes de mayo (quizá lo más probable el último libro que vaya a publicar como escritor de tres al cuarto, que es hasta donde hemos llegado) en la editorial ya he dejado las cosas bien claras. Ni un sólo ejemplar de la tirada irá a parar a ninguna librería. La edición entera me la voy a traer a mi casa. Creo que regalaré como mucho diez ejemplares y las demás copias las guardaré como un bonito recuerdo durante largos años hasta que decida con exactitud lo que quiero hacer con este buen número de copias.
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